Hay que tener en claro que la limpieza del hogar también repercute en nuestra salud. No necesitamos vivir en un lugar extremadamente sucio para ponernos en riesgo.
- El Tapete: Se utiliza para limpiar los zapatos cuando llegamos a casa, pero acumula infinidad de ácaros y suciedad, así que debes limpiarlo al menos una vez a la semana.
- Polvo: Antes de aspirar el polvo de los muebles, hazlo en los pisos; si lo haces al revés puedes levantar suciedad que acabará nuevamente en los muebles.
- Cocina: Comienza con las zonas que entran en contacto con la comida. Deja para el final la limpieza del suelo, eso sí, primero aspira para eliminar los residuos de polvo o suciedad y después desinfecta.
- Habitación: Se recomienda limpiar frecuentemente el polvo que se acumula debajo de la cama, así como cambiar las sábanas una vez a la semana. Si puedes, dale vuelta al colchón una vez al mes para que se ventile.
- Cortinas: Este es uno de los elementos cuya limpieza postergamos lo más que podemos, pero si no quieres quitarlas y lavarlas a cada rato, solo ayúdate pasando la aspiradora sobre ellas, al menos una vez a la semana.
- Baño: Es una de las zonas más delicadas, pues la humedad puede provocar moho y hongos. Si tienes una cortina en el baño, enjuágala después de bañarte para eliminar ácaros. Si es una puerta o mampara, hay que limpiarla semanalmente, especialmente en las esquinas.